Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.
Óleo sobre lienzo, medidas variables, Lima 2013.

Neurosis Histérica

“¿Crees que no lo entiendo?
El sueño imposible de ser.
No de parecer, sino de ser…
el abismo entre lo que eres para los otros y para ti misma,
el sentimiento de vértigo y el deseo constante de, al
menos, estar expuesta,
de ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada…”
Monólogo del personaje de la doctora en la película Persona
filmada por Ingmar Bergman en 1966.

Bokeh significa desenfoque en japonés. Es un efecto utilizado en la fotografía por el que se enturbian zonas de la imagen para, por contraste, darle importancia a otras más nítidas, dirigiendo así nuestra mirada a la composición.

A diferencia de ese recurso, Adriana Tomatis nos presenta una serie de retratos con imágenes desenfocadas en su totalidad. Ella no busca guiarnos; por el contrario, nos muestra personajes carentes de nitidez para que cada espectador les dé su propio sentido. Retratos a ser configurados nuevamente desde la opacidad, según la imagen o reflejo que el observador necesita representar en su mente.

Las pinturas de Tomatis se originan en fotografías casi siempre hechas por ella misma. Episodios escogidos por su mirada en diversos viajes personales. Viajes convertidos ahora en exilios interiores, por el desenfoque. La exposición se ofrece así como el cuarto de los espejos en una feria de curiosidades. Un recinto en el que los cuadros nos observan como reflejos deformados, cuyas distorsiones, sin embargo, revelan otra realidad, de manera más eficaz y profunda.

Lacan decía que el analista le devolvía al analizante su mensaje invertido a manera de un espejo. Y en este reflejo no perfecto el analizante se reconocía. Pero es difícil reconocernos desde la distorsión de nuestra imagen, más aún, desde el engaño de la nitidez supuesta. Los espejos nunca reflejaron la realidad, son respuestas inversas a una pregunta primera hecha imagen. Caretas de la realidad que muestran en su mentira la verdad oculta detrás de lo obvio.

Persona significa máscara. Aquel objeto que cubre el rostro y no deja verlo claramente, pero representa el deseo del portador, su desear ser, su aparentar. Persona es también el título de la famosa película de Ingmar Bergman que Tomatis cita en dos de los retratos aquí expuestos. Protagonistas que miran su propio reflejo en trance de confusión de roles. Roles intercambiables en los que ellas se reconocen a través del otro, no desde ellas mismas.

Como en el cuadro en que la artista nos toma una fotografía: un autorretrato cubierto por la cámara fotográfica. La observamos sin verla mientras nos captura como imagen. Juegos de miradas y de roles.

El poder de la imagen no está en la imagen misma, sino en lo que construimos en nuestras psique y retina a partir de lo que vemos. Todo ello enmascarado en una estética nouvelle vague, de pasteles fríos que parecen hablar de otro tiempo y otro espacio.

Otra identidad: imágenes que no pretenden ser sino parecer.

Susana Torres.